"CARTA ABIERTA A MI NACIO" de Adriana Alonso

Y sí . Hoy puedo decir que es mío también. Para eso lo llevé catorce meses en mi cabeza, en mi ser.

Catorce meses de gestación ,de lucha, de compulsa, de idas y de vueltas.

De noches dando vuelta la almohada porque la mente no se aquietaba. De pequeños logros con ahogados festejos. De días negros y regresos al hogar tardíos con agitados fantasmas.

Hoy, cursando el octavo año, soy parte del Nacio, he parido mi pertenencia.

Mucho había escuchado sobre la vieja gesta, sobre resistencia, marchas y clases abiertas. El relato de los viejos luchadores era tan vívido que muchas veces sentí que estaba usufructuando y bebiendo de mieles ajenas.

Un colegio que marcaba diferencia y NO por elitista sino porque quienes accedían a él buscaban “ese plus” que no estaba a la vuelta de la esquina.

Hoy puedo decir que ya me he curtido. La tibieza y el pudor de mis primeras intervenciones fueron reafirmándose en la convicción total y absoluta de haber elegido el camino correcto desde lo más honesto de mí .

En febrero,los docentes habíamos sido atravesados por los cambios que se avecinaban en silencio y sin anestesia.

Conforme a mi naturaleza e instinto, preferí escuchar a hablar , a separar y desmalezar, a reflexionar para visualizar dónde estaba la verdad que todos decían tener.

¿Qué era tan malo ? Nos tildaron de locos, negritos, irreverentes, desubicados, monstruos, elitistas, anacrónicos, desestabilizadores, ilusos y hasta golosos...

Y sólo porque queríamos el colegio “Funcionando” tal cual estaba. Al fin y al cabo era por lo que tanto habían peleado mis antecesores y compañeros del presente.

Ahora, que ya estaba lista para dar lucha a su lado, me encontraba con un puñado de Quijotes que no sabían cómo hinchar las velas con tanto viento en contra. ¡Y vaya que soplaba en contra!

Poco a poco fuimos tomando carrera y contagiándonos confianza.

A la incertidumbre de los docentes se sumaron atónitos padres y la vehemencia de la sangre joven de nuestros chicos.

Y hubo que darle tiempo al tiempo. Algunos visualizaron inmediatamente la encrucijada y tomaron posición, otros necesitaron meses para ver la jugada y otros ... nunca la vieron.

Tímidamente la vereda de nuestro querido Nacio y la placita que tantas veces nos había cobijado en otras circunstancias, comenzaron a darle marco a la angustia, a la rabia , a la impotencia ,al reclamo, al diálogo, a la reflexión, al encuentro aún en la disidencia, al plan de lucha.

Sofocantes tardes de febrero, noches de garúa otoñal ,vientos huracanados de julio y pesados viajes a La Plata no pudieron acallar ni doblegar las voces.

A veces pocos, otras más, sin aval ,pero siempre ahí: firmes en la puerta.

El patio tuvo sabor a cabildo ese 8 de noviembre bajo los mudos paraguas que chorreaban la amargura de saberse burlados una vez más.

Y como toda gestación, tuvo síntomas desagradables y alejamientos, pero también, trajo re-encuentros y encuentros. El re-descubrir algunas personas y personalidades. El tomar conciencia de que a pesar de las falencias que tenemos como grupo o como individualidades, predomina un componente humano y profesional del que hay que enorgulleserse.

¡Cuánta riqueza en el trabajar a la par buscando respuestas y puntos de encuentro! Paros docentes y feriados que se hicieron activos desde La Plata, desde el colegio, desde las casas. La división de tareas puso en el tapete “que había equipo”

Hoy, a través de la ventana recalentada por un magnífico sol de abril, saboreo la pintoresca diversidad que alberga el patio en recreo.

Todo me alienta, me anima, me hace soñar que hay un futuro posible para Mi Nacio. Que valió la pena el desvelo. Que no olvidaré el día en que sentados en el medio de la calle “nos pusimos de pie”

Que tal vez pueda cerrar mi carrera docente en esta institución que fue y será orgullo de generaciones y que la Utopía de mejorar el mundo luchando cada día desde tu pequeña trinchera , es posible.

Gracias a todos. A todos. Porque Todos, son responsables de este nuevo despertar.

Adriana Alonso